Existe
un mundo en el cual los niños se refugian para sobrevivir a las fealdades de la
vida, es producto de su fantasía, de su vitalidad, pero es también fruto de lo
que queda de bueno en nosotros como adultos, defender
ese mundo encantado que para los niños es una fortaleza.
Bienvenidos sean los recuerdos de una infancia feliz, para quien ha sido tan
afortunado, pero quien no lleva consigo las preciosas imágenes de una juventud
serena, con mas razón aun debe asumir el compromiso de garantizar la felicidad
a los niños que merecen ser niños.
Leer historias fantasiosas hace bien a los niños, así tal vez también el alma tibia de los adultos pueda de algún modo despertarse gracias a aquellos personajes que, antes de la aparición de los videocasetes y de los DVDs, todos nosotros habíamos imaginado. Desde Hänsel y Gretel hasta Caperucita Roja, de Cenicienta a Blancanieve y a la Bella Durmiente del Bosque, de los tres chanchitos al patito feo, cada personaje ha dejado una huella en la vida de todos nosotros.
Cada niño, de cualquier nacionalidad, ya sea que tenga ojos almendrados o la piel oscura como el chocolate, cualquiera sea su religión, tiene el derecho de escuchar un cuento antes de irse a dormir, tiene derecho a vivir en la belleza, tiene derecho a ser un niño.
Leer historias fantasiosas hace bien a los niños, así tal vez también el alma tibia de los adultos pueda de algún modo despertarse gracias a aquellos personajes que, antes de la aparición de los videocasetes y de los DVDs, todos nosotros habíamos imaginado. Desde Hänsel y Gretel hasta Caperucita Roja, de Cenicienta a Blancanieve y a la Bella Durmiente del Bosque, de los tres chanchitos al patito feo, cada personaje ha dejado una huella en la vida de todos nosotros.
Cada niño, de cualquier nacionalidad, ya sea que tenga ojos almendrados o la piel oscura como el chocolate, cualquiera sea su religión, tiene el derecho de escuchar un cuento antes de irse a dormir, tiene derecho a vivir en la belleza, tiene derecho a ser un niño.
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